¿Las emociones negativas limitan tu aprendizaje?

Autora: Aida Miluska Manrique Torres

El comienzo de la vida universitaria no es sencillo, en especial en el Perú donde la enseñanza básica está muy retrasada y no es equitativa. Así que, entrando en esta nueva etapa, los estudiantes enfrentan nuevos y desafiantes retos como la sobrecarga de trabajos, los tiempos justos, conocimientos nuevos que muchas veces son incomprensibles, situaciones que tienden alterar sus emociones, dando paso a que surjan o empeore la presencia de emociones negativas que afectan su aprendizaje y por consiguiente su desempeño académico. Es así como este texto tiene como objetivo explicar cómo las emociones afectan nuestras capacidades cognitivas, iniciando desde el plano neurológico, luego clarificando qué es la inteligencia emocional y como está nos ayuda a poder regular nuestras emociones.

En el siglo XX se creía que la capacidad para aprender estaba directamente relacionada solo con el coeficiente intelectual y no dependía del entorno o estado de ánimo; es decir, se consideraba que una persona con un CI bajo no sería capaz de comprender o sobresalir en la vida académica a diferencia de alguien con un CI promedio o sobre el promedio independientemente de las circunstancias que estuviera atravesando. Hoy en día, gracias a la neurociencia se sabe que la capacidad para aprender no solo involucra la cognición sino también las emociones. Se ha comprobado que emociones como el estrés y el miedo activan la amígdala, provocando que esta libere adrenalina, noradrenalina y glucorticoides. Estas hormonas a su vez provocan cambios fisiológicos como el aumento de las pulsaciones, la respiración agitada, tensión muscular y transpiración. De esta manera, situaciones de alto estrés afectan negativamente a la memoria y concentración, causando incluso el deterioro de las neuronas (Moreno A, 2018), de esta manera se podría afirmar que la capacidad cognoscitiva del estudiante al verse sometido a altos niveles de estrés se ve deteriorada.

Es así como en el ambiente académico, las emociones negativas como la ansiedad, la vergüenza, el aburrimiento y la desesperación limitan las capacidades de los estudiantes (UNESCO, 2016). Por ejemplo, si una persona tiene miedo, esto no le permitirá concentrarse y fallará, lo que a su vez conducirá a menospreciarse y tener pensamientos como: “No sirvo para esto”, “¿de qué sirve que me esfuerce, si igual voy a fracasar?”, etc. Al final esta situación prolongada afecta su autoestima y provoca que incluso vean sus logros de una forma negativa, atribuyéndolo a la ayuda de los demás o a que tuvieron suerte. Para autoprotegerse se instaura en ellos la idea de “si no me esfuerzo tanto, no va a doler tanto si fracaso”.

Además, los docentes son también parte fundamental del control de emociones negativas, ellos deben evitar las comparaciones y juicios de valor hacia los estudiantes pues esto solo crea un ambiente de competitividad y envidia que fomenta la desconfianza hacia los demás, instaura en la mente del alumno la percepción de que no deben equivocarse o serán menospreciados por sus compañeros. En lugar de ello, deben considerar el crear un ambiente de confianza y dar retroalimentaciones individuales y oportunas en donde el alumno pueda reconocer sus fortalezas y debilidades, permitiendo el aprendizaje autónomo y aumentando su motivación a mejorar.

Ahora bien, si se habla de emociones se debe hablar de la inteligencia emocional, que es definida según Daniel Goleman como la ” capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, para motivarse y gestionar la emocionalidad en nosotros mismos y en las relaciones interpersonales” (García M, 2010). Esto está relacionado con la autorregulación emocional, la capacidad de concentrarse en tus metas y dirigir tus emociones en pro de alcanzarlas. Para ello es necesario ser optimista, tener confianza en sí mismo y en los demás y estar motivado a enfrentar y superar las adversidades que se presenten en tu camino. Esto no implica que no se puedan cometer errores, fallar está bien, es parte del proceso de aprendizaje y te acerca un poco más a cumplir tus objetivos. Pero, se debe aprender a reconocer y etiquetar tus emociones en momentos de crisis, para no actuar impulsivamente, la calma potencia tu capacidad de concentración y que retengas mejor la información. Se debe recordar que la calma disminuye el estrés; y la confianza, el miedo. Ser positivo te da la energía para seguir y alcanzar el éxito.

De acuerdo con los expuesto, el proceso de aprendizaje no solo involucra los procesos cognitivos sino que también está influenciado por las emociones, ya que estas alteran el sistema nervioso central originando respuestas fisiológicas que limitan tus capacidades cognitivas. Hacemos énfasis en el papel de soporte que cumple el profesor durante el proceso de enseñanza y la importancia de la autorregulación de emociones para poder superar dificultades y cumplir los objetivos planteados. Recuerda ser positivo, no sobrecargarte, y si te encuentras ansioso, asustado o estresado es mejor relajarse un momento para luego seguir adelante.

 

 

REFERENCIAS

UNICEF (2016). La naturaleza del aprendizaje: usando la investigación para inspirar la práctica. MINISTERIO DE EDUCACIÓN. OECD, UNESCO, UNICEF. Recuperado el 17 de junio de 2022. Disponible en: http://panorama.oei.org.ar/_dev/wp-content/uploads/2017/09/UNICEF_UNESCO_OECD_Naturaleza_Aprendizaje_.pdf

García-Fernández M, Giménez (2010). La inteligencia emocional y sus principales modelos: propuesta de un modelo integrador. ESPIRAL. Recuperado el 17 de junio de 2022. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3736408

Moreno AE, Rodríguez JVR, Rodríguez IR (2018). La importancia de la emoción en el aprendizaje: Propuestas para mejorar la motivación de los estudiantes. Recuperado el 17 de junio de 2022. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6855114.pdf

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