¿La mala comunicación brindada en los centros de salud afecta la calidad de la salud de la población?

Autora: Aida Miluska Manrique Torres

 Hoy en día; las personas, al menos en el Perú, no suelen ir mucho a los centros de salud si no es que ya presentan una enfermedad crónica que debe tener seguimiento o están experimentando algunos síntomas severos como dolor permanente. Pero ¿por qué ocurre eso? ¿por qué prefieren ir a una farmacia o tratarlo en casa con remedios caseros que asistir a un hospital o una clínica? ¿por qué esperar hasta que la patología empeore? Las razones pueden ir desde aspectos económicos, falta de tiempo, hasta la desconfianza primero en el sistema y luego hacia el mismo personal sanitario; justo esta última es en la que me gustaría centrarme, ya que esta surge muchas veces por la forma en la que es tratado, por la forma en como el médico se comunica o en ocasiones no se comunica en absoluto con el paciente. Es por eso que en el presente ensayo, se expondrá como el enfoque biomédico propicia la mala comunicación, algunas acciones que los pacientes perciben como mala comunicación y como esta puede tener efectos negativos en su salud, además de mencionar la influencia de la tecnología en la problemática.

A pesar de que cuando vas a un hospital o clínica estas adquiriendo un servicio, en ocasiones el paciente no es tratado ni como el “cliente”, ya que normalmente alguien que adquiere un servicio es capaz de decidir de acuerdo a sus gustos y a su poder adquisitivo; sin embargo, cuando es atendido en este sistema que aún presenta muy arraigado el enfoque biomédico y paternalista, el cual solo se preocupa de atender la enfermedad o el órgano a tratar, el médico suele imponer y ni siquiera deja opinar al paciente. Es decir; que existe una mala comunicación o en el peor de los casos una completa incomunicación, aspecto que puede llegar a tener influencias negativas en los aspectos psicosociales y por consiguiente en la salud del paciente. Algunos de estos efectos pueden ser la incomprensión y el desconocimiento de la enfermedad, la discontinuidad de tratamientos o el uso innecesario de estos, frustración o ansiedad por parte del paciente, entre otros.

En el 2015 se realizó una tesis que media el nivel de satisfacción acerca de la comunicación médico-paciente en un centro de salud de Perú, el ella se obtuvo como resultado que el 39.7% encontraba la comunicación médico-paciente como “deficiente” y que existía una relación lineal entre la calidad de la comunicación y la desconfianza (Domínguez R. 2018). Es así como algunas acciones percibidas como mala comunicación por parte de los pacientes pueden ser: primero, el que el médico hable muy rápido y con tecnicismos, causando así que los pacientes no puedan entender bien la naturaleza, curso evolutivo y gravedad de su enfermedad; también que los doctores no les den la oportunidad de compartir lo que creen es importante o que no tomen muy enserio sus preocupaciones, lo que puede causar que el paciente ya no tenga la confianza de compartir todos los aspectos de lo que le aqueja, se deprima o ponga ansioso y producir a la larga un mal diagnóstico; después, el que los doctores no expliquen los resultados de los análisis o el tratamiento, causando que los pacientes puedan tomar malas decisiones, como continuar tomando medicamentos por más tiempo del indicado al creer que les hace bien y pudiendo causar así daños de otra índole en su cuerpo, entre otros.

Por otro lado, en pleno S. XXI podemos apreciar que el uso de la tecnología se ha vuelto indispensable en el día a día; en especial a nivel sanitario, ya que los avances científicos han sido muy beneficiosos, se ha logrado el control y erradicación de muchas patologías con ayuda de las vacunas, el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil; de ahí que se haya implantado la idea de que el uso de la tecnología para todo el proceso de atención sea primordial, pues su eficiencia es significativamente superior al trabajo que pueda realizar un doctor. Por ejemplo, se propone que el uso de la inteligencia artificial para el diagnóstico sería de gran provecho, ya que una máquina puede albergar alrededor de 10.000 enfermedades dentro de su memoria mientras que un médico promedio solo puede manejar entre 400 y 500 enfermedades dentro de su especialidad y al relacionar los síntomas y resultados de análisis, generaría patrones que podrían llegar a un diagnóstico más preciso (Ámbito Biz, 2019).

Sin embargo, la dependencia de las máquinas ya ha llevado a que la atención médica sea cada vez más impersonal, delegando el diagnostico o tratamiento a estas; provocando así también la llamada invisibilidad del paciente (Carnota L. 2015). Donde el doctor ya no busca conocer al paciente; ya que en muchas ocasiones ya no se realiza el examen físico (observar, palpar, auscultar y percusión), se pregunta acerca de sus sentimientos, su situación familiar o el medio ambiente en que reside; que sería indispensable para una adecuada interpretación diagnóstica,  sino que solo se pregunta los síntomas y se manda a sacar análisis o se le receta algún medicamento o tratamiento; es decir, que los pacientes se vuelven personajes pasivos en la toma de decisiones, sus opiniones no son tomadas en cuenta al momento de elegir el tratamiento sino más bien son impuestas y muchas veces son innecesarias o perjudiciales para su salud. Por ejemplo, el recetar un antibiótico demasiado fuerte que perjudicaría el sistema digestivo cuando otra opción podría cumplir con el mismo objetivo.

En conclusión, la mala comunicación o la inexistencia de esta acarea varios efectos negativos en la salud del paciente. Entre ellos la incomprensión y el desconocimiento de la enfermedad, la discontinuidad del tratamiento, el uso inadecuado de medicamentos, el ser mal diagnosticado, entre otros.  Por otra parte, a pesar de que los avances tecnológicos han sido de gran ayuda para la mejora de la salud pública, una máquina no debería reemplazar el trabajo del médico, ya que este si puede y sobre todo debe entablar una relación con el paciente, ya que si no lo hace se produciría la invisibilización de este, volviéndolo un ser ajeno que no toma partido en las decisiones sobre su propia salud. De esa manera determinamos que un médico no debe tratar solo un cuerpo sino a la persona dueña de este, debe evitar delegar sus responsabilidades a las máquinas y más bien debe buscar entenderlo, enseñarle y hacerlo participe del cuidado de su propia salud.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS

Ámbito Biz (2019). ¿Cómo la tecnología está ayudando a salvar vidas? Recuperado el 16 de diciembre de 2022, de ámbito.com Disponible en: https://www.ambito.com/ambito-biz/ambito-biz/como-la-tecnologia-esta-ayudando-salvar-vidas-n5069205

Carnota Lauzán, O. (2015). La invisibilidad del paciente. Revista cubana de salud pública, 41(2), 184–199. Recuperado el 16 de diciembre de 2022. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-34662015000200002&script=sci_arttext&tlng=pt

Domínguez R. (2018). COMUNICACIÓN MÉDICO-PACIENTE Y SATISFACCIÓN DEL USUARIO EN EL SERVICIO DE MEDICINA DEL CENTRO DE SALUD SURQUILLO, LIMA-PERÚ, 2015. TESIS PARA OPTAR EL GRADO DE MAESTRO EN MEDICINA FAMILIAR Y ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD. Recuperado el 16 de diciembre de 2022, de Edu.pe Disponible en: https://repositorio.upch.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12866/1483/Comunicacion_DominguezSamames_Rafael.pdf?sequence=3&isAllowed=y

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